Con exposición se rinde homenaje al Maestro Walter Páez
La familia del maestro Walter Páez y el Ministerio de Cultura y Patrimonio, invitan a la exposición WALTER PÁEZ, EL GRABADOR DE REALIDADES Y FANTASÍAS, en homenaje a su legado en el marco de su irreparable pérdida.
La inauguración se realizará el 9 de noviembre a las 19h00 en el Museo Nahim Isaías. la entrada es libre
Acerca de la exposición
WALTER PÁEZ, EL GRABADOR DE REALIDADES Y FANTASÍAS
Jorge Martillo Monserrate
WALTER PÁEZ NO HA PARTIDO. Su vida está grabada sobre la piel de papel, cartulinas y de los seres humanos que lo conocimos. A él y su obra de escenas y personajes realistas o fantásticos. Obra en blanco y negro de gran fuerza expresiva o teñida por delirantes colores.
Eso ocurría y seguirá ocurriendo en Walterio Páez Taller Experimental de Gráfica Imbabura 208 entre Panamá y Rocafuerte-. Espacio oloroso a madera y tinta.
Habitado por prensas, piedras litográficas, impresoras, gubias y numerosas herramientas del arte gráfico. Paredes tomadas por cuadros, grabados y hasta antiguas matrices. Walter Páez Moreno guayaquileño nacido en Quito. A sus catorce años desciende a tierra caliente. Por cuenta propia, se inscribe en la escuela de agricultura Manuel Encalada Zúñiga”, de Pagua a 15 kilómetros de Tenguel, Guayas. Después completa su bachillerato en el colegio de agricultura en Daule. En 1970 ya en Guayaquil se gradúa de Ingeniero Agrónomo. Siendo militante del Partido Socialista Revolucionario del Ecuador, como dirigente estudiantil una de sus tareas era la propaganda política. Pinta lienzos y murales, elabora carteles, hojas
volantes y todo tipo de propaganda combativa. Así se adentra en las artes gráficas.
Durante algunos años ejerció su profesión hasta que en 1984 se dedicó de lleno al mundo del grabado. Todo mejora cuando el cubano Carlos del Toro da un taller y le descubre el mundo amplio del grabado. Páez viaja a Cuba y es becado en el
Taller Experimental de Gráfica de La Habana, uno de los cinco mejores talleres de grabado del mundo. “Fui por tres meses y me quedé siete gozando de ese taller, de sus maestros, aprendiendo técnicas como litografía, calcografía, papel a mano, explorar por lo menos de 12 a 15 técnicas y demás recurrencias –contaba-Conocí artistas de gran valía, compartí la amistad, el afecto y la solidaridad.” Desde entonces varias veces regresó a ese taller habanero.
Pero su primer taller funcionó en su casa del Cristo del Consuelo, ahí con una prensa pequeña, junto a Magno Bennett y Jorge Jaén, forjaron los grabados. Después su taller fue creciendo en el Barrio del Centenario y en 1998 lo trasladó al antiguo Museo Antropológico del Banco Central –José de Antepara y Nueve de Octubre- y luego se instaló en el MACC hasta el 2009.
“Siempre el taller ha sido mío –aclaraba Páez-, todas las prensas, las herramientas, etc. Mi servicio era la capacitación, la dirección de los talleres. Calculo que por ahí pasaron más de 1000 talleristas: escolares, colegiales, universitarios, maestros y artistas como Mariella García, Renan Saltos, Enrico Aguilar, Jimmy Mendoza, Liu Chong-Qui y otros con los que hicimos unas 15.000 impresiones y varias exposiciones”.
Páez desde 1986 expone en el país y el exterior. Su obra fue premiada. En 1996 en México obtuvo la Medalla Goya de Plata en la X Bienal Iberoamérica de Grabado con su grabado Ensamble Taurino II de la que el crítico cubano Alejandro
Querejeta Barceló, expresó: “Una hispanidad extrapolada, sustentada en otras leyes, que el linóleo entrega en sobrias texturas, argucias de grabador que conoce el oficio, y deja que la cartulina apenas insinúe”.
Páez incasablemente siguió creando, forjando imágenes reunidas en diversas series como Entre trinos y trinitarias que dan cuenta del mundo de la Isla Trinitaria y la Perimetral, con Bandadas una fantástica fusión del mundo de las aves y el hombre. “Yo lo que disfruto es el trabajo –aseguraba-, es lo que he hecho toda mi vida. Ensayar imágenes, enseñar y en el exterior visitar museos de importancia”.
Su actual taller lo empezó a instalar hace 11 años en una antigua casona de Imbabura 208 entre Rocafuerte y Panamá.
“Aquí se pueden trabajar todas las técnicas del arte gráfico –reseñaba mientras de la prensa brotaba la imagen de un pájaro anaranjado pero con traza de humano-. Tengo las prensas adecuadas para hacer calcografías, serigrafías, litografías,
técnicas mixtas. Elaborar papel a mano, papel vegetal. En esa línea vamos a seguir promoviendo carpetas de grabados aunque es un poco difícil por los costos”. Recuerdo que esa tarde, cuando la luz de la tarde empezó a colorear los cuadros
que habitan en las paredes, le pregunté si podría concebir su vida sin las artes gráficas, con un gesto de asombro, respondió: “No. Aunque eso sucede. Existe un pintor sin pintar. Un grabador sin grabar. Pero aún tengo muchas imágenes que
hacer en el futuro”. Y así fue su última exposición Mediagamba fue en Quito hace unos meses pero no acudió porque se sintió mal. “Se podría decir que Mediagamba es un bestiario humano, urbano, es como yo lo veo –argumentó-. Las imágenes están puestas como propuestas que van sugiriendo historias y vivencias. Es unbestiario urbano”.
Walter Páez no ha partido, su vida artística por siempre estará presente, grabada y viva.