"Marionas por la B", de Santiago de Murcia. Una de las obras más sencillas y más hermosas de toda la música española. Un ejemplo de que la música no tiene porqué ser elaborada, ni complicada, para llegar a lo sublime. Un ejemplo de que, a través de lo elemental, podemos llegar a la plenitud y al éxtasis, sin necesidad de perdernos en análisis complejos ni en engorrrosas dicotomías intelectuales.